viernes, 27 de abril de 2007

Nueva Ley: Cómo están reaccionando los sostenedores.


Advertidos de los alcances de la reforma, los propietarios de colegios subvencionados ven tambalear el negocio que crearon desde los años 80 con pingües beneficios. Aunque algunos visionarios ya crearon fundaciones para mejorar la administración de sus negocios.

Un estudio efectuado por Dante Contreras, investigador del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, determinó que del total de colegios subvencionados, un 60% obtiene ganancias, o sea lucra. El estudio también ha establecido que la atomización del sistema es extrema, con un 90% de los sostenedores administrando sólo un liceo, la mayoría con baja matrícula.

La nueva ley prohíbe el lucro, a través de la conformación de corporaciones y fundaciones, y favorece la asociación de sostenedores para generar sistemas de administración menos costosos y más eficientes. En otras palabras, se da prioridad a la concentración de más colegios en manos de una razón social.

Si bien en el debate por el fin del lucro, la oposición ha señalado que la polémica medida generará un desincentivo a la empresa privada, la discusión de fondo parece apuntar a la concepción del modelo económico.

En este sentido, el académico de la Universidad Católica Sergio Martinic afirma que la transformación de los sostenedores no niega que obtengan un sueldo por su labor administradora, sino que el excedente se reinvierta en los colegios, resguardando “que los fondos públicos destinados a educación se ocupen en obtener una mayor calidad de enseñanza”, señaló a “La Tercera”.

Actualmente, un pequeño porcentaje de ex profesores posee imperios educacionales. Manuel Hidalgo –el ex megasostenedor de los malogrados colegios Britania, preso por Investigaciones– es el claro ejemplo del lucro y la irresponsabilidad de un particular sin controles adecuados.

Familia H.C., rica y desentendida de sus colegios

La familia Hormazábal y Calderón es dueña de los 15 colegios H.C. Libertadores. Actualmente no figuran como sostenedores, ya que delegaron la administración a grupos de profesores de su confianza. En cambio, conservan la propiedad del inmueble a través de la sociedad de inversiones El Trébol Ltda. y cobran un arriendo mensual por cada establecimiento. De esta forma obtienen sus ganancias.

Si bien Marco Antonio Hormazábal no reconoce que la relación de la familia con los colegios vaya más allá de la existente entre un arrendador y un arrendatario, hay dudas que sea estrictamente así. Cuando algún colegio tiene crisis intervienen y asumen temporalmente su administración. Actualmente administran el Saint Mark, que en el Simce de 2005 aparece bajo el promedio de su estrato socioeconómico. El José Artigas, el otro que administran directamente, en el Simce 2004 está entre 17 y 22 puntos bajo la comuna en todas las categorías.

Marco Antonio Hormázabal

“El cambio a la LOCE no nos afecta, pero sí a los sostenedores, que deberán constituirse como fundaciones o corporaciones. No estoy de acuerdo con eliminar el lucro, puesto que desmotivaría la creación de colegios y muchos de los actuales subvencionados con financiamiento compartido podrían transformarse en colegios particulares pagados”.

La exitosa Filomena, dueña de una universidad

Filomena Narváez, de 75 años, debe ser la sostenedora más exitosa del país. Pronto rindió frutos. Hoy es dueña de ocho establecimientos avaluados en cinco mil millones de pesos y de la Universidad Iberoamericana de Ciencias de la Información.

Entre sus “logros” se encuentra el construir colegios de gran volumen y bautizarlos con nombres en inglés, gancho perfecto en comunas con una clase media ascendente.

Sus resultados en el Simce son dispares. El más deficiente es el Chilean Eagles número 1 de Cerrillos. En las pruebas de lenguaje y matemáticas está entre 20 y 30 puntos bajo el promedio nacional.

El sobrino de Filomena, Jorge Cifuentes Narváez, de 62 años, comenzó bajo el alero de su tía, ayudando en la administración. Hoy es dueño de siete colegios y junto a su tía conforman el imperio más grande. Mientras que la casa de ella está avaluada fiscalmente en 641 millones de pesos, la de Jorge “sólo” en 550.

Aguilera, el visionario que ya tiene fundación

Víctor Aguilera cuenta con un patrimonio inmobiliario cercano a los tres mil millones de pesos. Profesor básico, cuando en 1981 el Estado dobló la subvención por alumno, comenzó su crecimiento progresivo. Actualmente, cinco de sus colegios se encuentran en una fundación en la que dice no obtener ganancias, mientras que el resto están a su nombre y ahí sí obtiene utilidades.

El problema son los resultados. Mientras sus establecimientos ubicados en sectores con más ingresos tienen mejores resultados, los que están en sectores más pobres dan lástima. El Liceo Metropolitano, por ejemplo, es famoso en Estación Central por ser el peor de la comuna. En el Simce de 2003 estuvieron 34 y 64 puntos por debajo del estrato socioeconómico en lenguaje y matemáticas. En la PSU 2005, sus alumnos obtuvieron un promedio de 432 puntos.

Víctor Aguilera

“La nueva ley no me parece acertada. Nos desincentivan a obtener ganancias, lo que es legítimo, además de ser un cambio en las reglas del juego. Ahora, el resto de mis colegios deberán pasar a formar parte de la fundación y no descarto utilizar la fórmula de las universidades que tienen inmobiliarias que prestan servicios a las fundaciones para obtener ganancias”

Los Romo, padrinos de la educación

Los Romo tienen un negocio familiar oriundo de Independencia. Entre padres, tíos, hijos y sobrinos suman 15 colegios dispersos entre Recoleta, Quilicura e Independencia.

Raúl Romo Valdivia es uno de los patriarcas. Su hijo, Raúl Romo Rojas, figura como sostenedor de los tres colegios que fundó su padre. El Liceo Avenida Independencia, en el Simce de 2003 ubicó a los alumnos de segundo medio 30 y 40 puntos por debajo del promedio de su grupo socioeconómico en lenguaje y matemáticas. A nivel regional, la diferencia se dispara. María, hermana de Raúl padre, conserva hasta hoy el Liceo Diurno Avenida Independencia, donde empezaron todos los Romo. El Simce de 2003 los posicionó como el peor de toda la comuna, con 43 y 50 puntos debajo de su grupo socioeconómico en lenguaje y matemáticas. De los 66 alumnos que rindieron la PSU el 2005, el promedio fue de 427 puntos, sin chance de postular a una universidad del Consejo de Rectores.

María Valenzuela Romo

“La ley aún está en pañales y es difícil presagiar el futuro. No creo que pase la fase del Senado, pero de suceder, si la educación es sin fines de lucro, la inversión privada va a desaparecer. En un liceo, yo tengo hipotecada mi casa, entonces el Estado me tendría que indemnizar de alguna forma, porque realicé una inversión muy fuerte en construirlo”.

Fuente: Diario La Nación

No hay comentarios.: